Que ha cambiado en ti, en tu corazón, como has seguido tu
vida después de mi amor.
Desde que no estás aquí ya no puedo encontrar eso que
mal llamaba paz.
Suéltame por favor, con cada pensamiento que me das me
detienes.
Con cada suspiro me llamas.
Con cada maldición, retrocedo.
Con cada explicación, me consuelo.
Déjame que me vaya y que con el atardecer me muera. Porque para resucitar necesito morir y aunque me duela el alma, tan solo pienso en irme. No quiero estar mañaña, crucificada por este imposible amanecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario