viernes, 23 de agosto de 2013

Los eternos puntos suspensivos.


A todos  los seres humanos nos ha pasado, en algún momento de nuestras vidas, que sentimos un vació por dentro, que algo nos hace falta, que estamos incompletos. Sentimientos inconclusos de cualquier tipo porque no culminamos completamente capítulos de nuestras vidas   y los vamos convirtiendo en  eternos puntos suspensivos, dejándonos una eterna sensación de insatisfacción.
El perdón que no dimos, el adiós que no dijimos, un te amo que nunca expresamos y hasta el golpe que no fuimos capaces de dar por miedo a expresar lo que sentimos. Es entonces la gran pregunta que tal vez todos tenemos pero tampoco somos capaces de hacernos: ¿Por qué  tememos expresar lo que sentimos?
Exitosos profesionales, humanos brillantes con capacidades increíbles, descubridores y conquistadores de mundos desconocidos son capaces de inventar maravillas pero no de expresar claramente lo que sienten. Sin duda el universo fue generoso con todos nosotros regalándonos  miles de virtudes que se equilibran con defectos, pero aún con todas estas cualidades somos incapaces de contestarnos preguntas sencillas como la citada en mi párrafo anterior y preferimos echar tierra sobre el sentimiento y llenarlo  de “tierra nueva”  inventando felicidades aparentes con memorias convenientes.
Siempre he creído que cada ser humano expresa su valentía de modos particulares, pero es ahora cuando compruebo que somos mucho más valientes cuando queremos  empezar algo, que cuando queremos terminarlo. Nos vivimos cobijando en el “siempre hay una nueva oportunidad” “el sol sale cada día” “en la vida hay que pasar las páginas” pero eso aplica solo para quienes terminan sus pendientes, no para quienes dejan inconclusos sus sentimientos,  porque lo cierto es que en la vida hay que pasar las páginas, cerrar libros y clausurar ciertas bibliotecas (si es necesario pero todo junto!) no prostituyamos los refranes señores por favor.
Cada ser es especial y cada uno de nosotros tiene conocimiento de lo que vive y de porque tiene puntos suspensivos en sus historias (porque TODOS los tenemos), así que, dejo plasmada mi verdad en estas letras: Aquí no existe una fórmula mágica, no hay cursos de motivación o auto superación, no hay sectas, religión, convivencias, libros o Fe que sirva para convertir esos puntos en invisibles o borrarlos de la memoria por temor a sentir, la “caja de pandora” siempre se abre, siempre.
Ese borrador que necesitamos somos nosotros mismos dispuestos y valientes; la única Fe que  nos servirá es la que tenemos para creer que si podemos superar todo lo que nos convirtió en temerosos, y si creemos en algún poder superior sería bueno agarrarse de El solicitándole mucha fortaleza, paciencia y templanza para  continuar poco a poco por el camino que nos llevará a encontrar esa llave que nos hará libres para empezar sobre bases nuevas y limpias; no hay imposibles cuando queremos con convicción.

 No hay verdades absolutas de las experiencias o temas sobre la vida, las palabras escritas  son solo apreciación mía, aunque si ya hice referencia a la verdad me la tomo y culmino: No conozco una sola historia de éxito que termine con puntos suspensivos, todas terminan con un punto final.

No hay comentarios:

Publicar un comentario